quarta-feira, 28 de maio de 2008

624 AKSHOBYA

La familia espiritual de Akshobya es llamada la familia Vajra. El vajra (en sánscrito, dorje en Tibetano) es el simbólico diamante o trueno diamantino. En el último capítulo encontraremos una muralla de vajras circundando el mándala. Akshobya tiene un solo Vajra, como cetro diamantino, colocado recto hacia arriba en su palma izquierda. Es un emblema de soberanía que tiene Indra, el rey de los dioses en la tradición Indú. Sin embargo, es mucho más que sólo un signo monacal. El acertijo estudiantil “¿Qué pasa cuando una fuerza irresistible se encuentra con un objeto inamovible?” tiene una respuesta en el Budismo Tántrico. Simplemente funde los dos juntos para formar un vajra. El vajra tiene todas las cualidades inmutables de un diamante – tan fuerte que nada puede cortarlo ni hacer una impresión en él. Al mismo tiempo es una fuerza irresistible. Es un pariente oriental del trueno empuñado por Zeus y Atenea en la mitología Griega, y del martillo de Thor, el dios de las tormentas en la mitología Nórdica. Es el trueno que puede destrozar cualquier cosa que se cruce en su camino. Para el Budismo, es la realidad trascendental la que tiene estas inmutables e irresistibles cualidades. Todo lo mundano es mutable y cambiante. Por lo que el vajra se convierte en el símbolo de la realidad y de la sabiduría intuitiva que la conoce. El vajra se presta a sí mismo para nombrar al Budismo Tántrico - el Vajrayana. Esta es la clase de Budismo que tiene el punto de vista de la Realidad Ultima como punto de partida. En casi todos los rituales tántricos el lama sostiene un Vajra en su mano derecha. Muchas de las ofrendas en los rituales tántricos también tienen un prefijo con la palabra “vajra”. Por lo que uno ofrece “Vajra flores” y etc. Todo esto es un recordatorio para ver todo en términos de su naturaleza vacía. El vajra estilizado utilizado en los rituales tántricos tiene cuatro partes principales. En su centro hay una forma de huevo, representando la unidad primordial de todas las cosas antes de que “caigan” en el dualismo. Emergiendo a cada lado de la forma de huevo hay flores de loto. Con ellas nace el mundo de los opuestos, incluyendo los opuestos de samsara y nirvana, ignorancia e iluminación. De cada una de las protuberancias sale la cabeza de un animal extraño, un makara. Esta es una especie de cocodrilo, cuya naturaleza anfibia indica el encuentro con las alturas de la conciencia y con las profundidades de lo inconsciente. Entonces cada cabo del vajra se ramifica en una serie de puntas. Normalmente hay cuatro en cada lado, las cuales finalmente se reúnen en el tope del vajra. Corriendo verticalmente a través de todo el vajra hay otro cabo. Por tanto, si uno mira el final del vajra, lo que uno ve es un arreglo en forma de mándala, normalmente con cuatro rayos alrededor de un punto central. Se entiende que una punta del vajra representa las cualidades negativas que nos encadenan a samsara, la otra las cualidades espirituales que nos liberan. El gran logro del Tantra es que su perspectiva es lo suficientemente amplia para unir a las dos. Por lo que el mismo eje corre a través de las dos mándalas. Para el Tantra incluso fuerzas negativas tales como odio o envidia se ven simplemente como la obra pura de la Realidad. Y más allá de eso, sugiere que hay correlaciones entre las cualidades negativas y las de la Iluminación. Re-dirigidas, las energías que están sujetas a la avaricia, orgullo y otros estados no hábiles pueden ser usadas para alimentar nuestra persecución de la Iluminación. Para darle la mayor fuerza posible a este punto, el Tantra asoció cada aspecto de lo mundano con una cualidad espiritual. Por ejemplo, viendo la tabla de correlaciones verás que Akshobya está asociado no sólo con sabiduría sino también con el amanecer, el agua, y la forma e incluso con el odio, ritos de destrucción y los infiernos. El Tantra nunca aprobaría el odio dirigido hacia cualquier ser viviente. No obstante, el odio puede ser redirigido y usado para aumentar nuestro desarrollo. Cuando tenemos una experiencia de esta naturaleza, con frecuencia hay una especie de claridad, de fría precisión en la forma en la cuál vemos los errores en las cosas. Es un estado totalmente carente de sentimentalidad o vaguedad. Sólo tenemos que ver cuál es el verdadero enemigo. Una vez que odiamos el sufrimiento y la ignorancia, y estamos determinados a destruirlos, esa energía nos conduce a la Tierra Pura de Akshobya en lugar de llevarnos a los infiernos de la violencia y la desesperación. Examinar las diferentes correlaciones con cada uno de los cinco Budas, haría este libro muy largo. He señalado algunas de ellas al describir sus reinos, otras puedes verlas y reflexionar sobre ellas en la tabla de correspondencias. Es suficiente que veamos la idea: que para el Tantra todo es un recordatorio, incluso una expresión de la Realidad. El amanecer, el color azul, incluso un vaso con agua, todos pueden traernos a Akshobya a la mente. Cuando ves todo de esta forma, el mundo ordinario de las apariencias empieza a convertirse en la Tierra Pura. TOCAR LA TIERRA Ahora que hemos aprendido un poco sobre Akshobya y el Vajra, es el momento de contestar una pregunta. ¿Cómo apareció Akshobya? ¿Cómo es que surgió la tradición de meditar en él? Todas estas figuras de Budas y Bodhisattvas son contactadas a través de la meditación profunda. Al retraerte del mundo de los sentidos, aspectos más profundos de la mente tienen la oportunidad de llegar a ser conscientes. Todo el mándala es una expresión de la Iluminación a través de símbolos. Más específicamente, la tradición de Akshobya tiene dos posibles fuentes dentro de la experiencia meditativa. Estos son el meditar en el Buda histórico y la meditación en la vacuidad. Veremos cada una de ellas a continuación. Ambas nos conducirán profundamente dentro del pensamiento Budista.

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